El cambio climático está aquí. Todos estamos amenazados a menos que tengamos conciencia y actuemos ya.

Veamos dos hechos recientes y relacionados. Hace justo un año el alcalde Juan David Zuluaga no pudo dormir una noche porque se desbordaron La Marinilla y sus afluentes las quebradas de Bodegas, El Salto y la Tenería, producto de fuertes aguaceros.

Y en febrero del año pasado, pocas semanas después de asumir el cargo, expidió el decreto 049 para prohibir los materiales de plástico de un solo uso en las dependencias municipales.

El gobierno departamental declaró la emergencia climática en febrero del año pasado y estableció estrategias, metas cuantitativas y un plan de acción para mitigar el impacto.

El cambio climático comenzó a ser observado desde la década de los 80, cuando la ciencia encontró que la temperatura de la tierra había subido un grado en menos de un siglo. Y descubrió pronto que la temperatura podría subir hasta tres grados más si nos mantenemos indiferentes, con las manos cruzadas.

No obedece este fenómeno a razones propias de la evolución del planeta. No, no es así, como lo quieren presentar gobiernos, pensadores interesados y políticos negacionistas: el cambio climático es causado por el hombre. Su relación con el planeta ha llegado a límites en la explotación de los llamados recursos naturales. Los sistemas económicos rebasaron la sostenibilidad y el consumismo y la insolidaridad con las generaciones futuras nos tienen hoy en alto riesgo.

El aumento de la emisión de gases de efecto invernadero por el consumo de combustibles fósiles como el carbón y el petróleo y el uso desmedido de los suelos en explotaciones agrícolas y ganaderas, es uno de los factores del cambio climático.

Pero también lo son la concentración urbana que se observa en todas las regiones del planeta. En Colombia se estima que el 86% de la población vivirá en centros urbanos hacia el año 2050. Pero estas son apenas algunas de las acciones humanas que han empeorado la situación.

“Conocemos bien la imposibilidad de sostener el actual nivel de consumo de los países más desarrollados y de los sectores más ricos de las sociedades, donde el hábito de gastar y tirar alcanza niveles inauditos. Ya se han rebasado ciertos límites máximos de explotación del planeta, sin que hayamos resuelto el problema de la pobreza”. Esto dice el papa Francisco en su encíclica Laudato Si.

No son posibilidades. Son hechos que se están dando ya: aumento del nivel del mar, inundando ciudades costaneras; descongelación de los glaciales, la desaparición de miles de especies por cuenta de incendios forestales; escases de agua y alimentos; deterioro de la calidad del aire; aumento de la migración de personas por causas ambientales aunadas a motivaciones políticas y sociales; descontrol climatológico y del régimen hídrico; temperaturas extremas, para no enumerar un número creciente de efectos dañinos en la cotidianidad y en la salud.

El cambio climático lo causó el hombre. No es responsable la naturaleza. En consecuencia, el hombre, y solo el hombre, será quien pueda revertir en parte el daño causado por la explotación sin límites, el desarrollo económico fundado en el consumismo y la inconsciencia ciudadana.

Si queremos que nuestros hijos y nuestros nietos, y nosotros mismos, tengamos futuro, tenemos que declararnos en estado de emergencia climática, como lo hizo el gobierno departamental.

Los científicos primero y luego las naciones tienen ya una idea de lo que se puede hacer para mitigar las consecuencias catastróficas del cambio climático. El acuerdo de Paris es un instrumento que ha fijado las pautas globales, pero es a las autoridades locales, a las instituciones y a los ciudadanos de El Santuario a quienes corresponde caminar hacia esas metas que nos deben llevar a reducir a cero la emisión de gases de efecto invernadero en el 2050.  Como están las cosas ya estamos rezagados.

El nuevo Plan de Ordenamiento Territorial es una oportunidad para conciliar el uso de los suelos y de los llamados recursos naturales con los planes regionales, nacionales y globales que tienen en la mira el cambio climático.

Las acciones, otra vez, para las autoridades, las instituciones y los ciudadanos de El Santuario, deben ir más allá de una campaña de reciclaje, siembra de árboles y de uso racional del agua y la energía. Es hora de acelerar el paso, conocer más, ser conscientes y fijar metas progresivas de conductas personales y colectivas que vayan en armonía con la naturaleza.

Desde esta edición EL SANTUARIANO tendrá una página de cambio climático para divulgar información y generar consciencia sobre este apremiante asunto.

Los 40 años de El Rionegrero

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El Rionegrero busca informar y opinar sobre los acontecimientos más importantes con el propósito de que los ciudadanos puedan formarse su propio criterio y actuar en consecuencia. EL SANTUARIANO, medio de comunicación centenario, se une, con decisión y convicción, a El Rionegrero en esta empresa social de periodismo local en el cuadragésimo aniversario de su fundación.